“Quisiera que me recuerden sin llorar ni lamentarme. Quisiera que me recuerden por haber hecho caminos, por haber marcado un rumbo, porque emocioné su alma, porque se sintieron queridos, protegidos y ayudados, porque interpreté sus ansias y canalicé su amor. Quisiera que me recuerden junto a la brisa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes. Quisiera que me recuerden con piedad por mis errores, con comprensión por mis debilidades, con cariño por mis virtudes. Si no es así, prefiero el olvido, que será el más duro castigo por no cumplir mi deber de hombre”.
Este jueves 27 de octubre se conmemoran 13 años de la muerte de Néstor Kirchner, a causa de una afección cardiovascular, cuando se encontraba en El Calafate, en la provincia de Santa Cruz, distrito que había gobernado por tres períodos antes de llegar a la Presidencia, en el año 2003.
Además de la conmoción que la noticia causó entre los militantes del peronismo, la muerte del dirigente patagónico abrió una nueva etapa en el proceso político que la Argentina había iniciado en mayo de 2003.