El pasado fin de semana, con casi 62 por ciento de los votos en contra, fue rechazada en Chile la propuesta de reforma de la constitución política. De esta forma, afirmó Roa, “se frustro por el momento la posibilidad de cambiar la constitución pinochetista de 1980, un verdadero cepo jurídico para las posibilidades demócratas del país trasandino”.
Esta necesidad de reforma surgió tras las masivas movilizaciones populares en octubre del 2019, que derivaron en el acuerdo por la paz social y la nueva constitución, con una Asamblea Constituyente que fue heterogénea y con tono progresista, reconociendo, entre otras cosas, “la equidad de género, la reserva de escaños para los pueblos originarios y los derechos humanos como fundamento del orden jurídico”.
Luis Roa remarcó el carácter político fundante de todas las constituciones. En este sentido, señaló que no por nada la Constitución de 1853 en nuestro país es un texto netamente “centralista, aristocrático, libre cambista en lo económico y excluyente en lo social”, que “encontró sus fuentes materiales en los sectores mercantiles y ganaderos del litoral” y “otorgo legitimidad a la clase dominante, por eso el pueblo siempre estuvo excluido de ese proyecto”.
En contraposición, recordó que la Constitución de 1949, en la cual se “plasmó la experiencia estatal del peronismo en el poder, que es inseparable de la experiencia política del pueblo y su proyecto”, era un texto que “expresaba el proyecto de la autonomía estratégica de la nación fundada en la soberanía popular y la justicia social”. La misma, contenía entre sus hitos más importantes el reconocimiento de “la función social de la propiedad, el capital y la actividad económica”, lo que explica en gran medida que fuera derogada por el golpe militar de 1955.
Para finalizar, el docente de la UBA concluyó que, en países como el nuestro, para poder avanzar en reformas de caracter estructural primero hay que empezar por resolver las urgencias materiales de la población. ¨Si no podemos resolver el pan en la mesa de cada familia argentina, el techo o la cuestión del salario, se nos va a hacer dificil ganar la batalla cultural¨, sentenció Roa.